Consejos a los padres de niños que narran memorias de vidas pasadas

por Jim B. Tucker, MD

Un niño llamado Joey habló repetidas veces de cómo su “otra madre” se había muerto en un accidente de coche. Una noche cuando estaba cenando y tenía cerca de cuatro años, se levantó de la silla y se puso pálido al mirar intencionadamente a su madre y dijo, “Tú no eres mi familia –mi familia está muerta.” Joey lloro calladamente por un minuto al mismo tiempo que una lagrima le caía de su mejilla, luego se volvió a sentar y continuo con su comida. Sus padres –y su invitado se sentaron perplejos.

de niños que narran memorias de vidas pasadasEn la universidad de Virginia, en la División de estudios de percepción, hemos investigado más de 2.000 casos en los que niños jóvenes hablan de memorias de vidas pasadas. Los padres nos piden consejo a menudo para sobrellevar las afirmaciones de estos niños. Aunque cada caso presenta diferencias individuales podemos ofrecer una guía general que puede ser beneficiosa.

Primero, es importante saber que estas afirmaciones no indican por sí mismas que haya una enfermedad mental. Nosotros hemos hablado con muchas familias en las que el niño asegura recordar a otros padres, otra casa, o una muerte previa y los niños raras veces muestran problemas mentales. Estas afirmaciones son hechas generalmente por niños cuyo desarrollo parece ser similar al de otros niños. Pueden ocurrir en familias que creen en la reencarnación o en familias en las que la idea de la reencarnación nunca ha sido considerada antes de que los niños comenzaran a hacer esas declaraciones.

Cuando los niños hablan de una vida pasada, los padres a veces dudan en cómo responder. Nosotros les recomendamos a esos padres que estén abiertos a lo que los niños les digan. Algunos de esos niños muestran mucha intensidad emocional en estos temas y los padres deben respetar al oírlos como si estuvieran escuchando otros temas tratados por los niños.

Cuando un niño habla de una vida pasada, nosotros les sugerimos a los padres que eviten hacer muchas preguntas. Esto puede enojar al niño y, más importante desde nuestra perspectiva, podría estimular al niño a imaginar respuestas a las preguntas. En este sentido sería difícil o imposible separar las memorias de la fantasía. Sin embargo pensamos que está bien hacer preguntas generales y abiertas como “¿Te acuerdas de algo más?  Y, es ciertamente positivo enfatizar con la declaración del niño (“Eso debió de ser terrible” cuando por ejemplo un nino describe un accidente mortal.)

Nosotros animamos a los padres a que escriban las declaraciones sobre una vida pasada que hayan hecho sus hijos. Esto es especialmente importante en casos en los que los niños dan suficiente información de modo que una persona muerta que estén describiendo pueda haber existido. En esta situación habiendo grabado dichas declaraciones con tiempo es crítico a la hora de ofrecer la mejor evidencia de que el niño realmente ha vivido memorias de una vida pasada.

Al mismo tiempo los padres no deben obsesionarse con las confesiones de los niños hasta el punto de olvidarse del hecho de que su vida actual es lo más importante ahora. Si los ninos persisten en decir que quieren a su antigua familia o su antigua casa puede ser beneficioso explicarle que a pesar de que han tenido otra familia en una vida anterior, su familia actual es la que tienen ahora. Los padres deben reconocer y valorar lo que los niños les han dicho al mismo tiempo que deben dejarles claro que la vida pasada está realmente en el pasado. Nosotros no recomendamos que los niños se sometan a hipnosis regresivas de vidas pasadas.

Los padres a veces se enojan más por las declaraciones de los niños que los niños. Oír a un niño describir la experiencia de morir de manera dolorosa o difícil puede ser duro, pero ambos padres y niños pueden saber que el niño está a salvo ahora en esta vida. Algunos padres pueden encontrar confort al saber que la vasta mayoría de estos niños dejan de hablar de una vida pasada cuando tienen siete u ocho años. Esta es la edad en la que los niños van a la escuela y también es la edad en la cual pierden sus memorias de la primera infancia, y la mención sobre una vida pasada se evade junto con sus memorias. Muy raramente, estas memorias persisten hasta la adolescencia o la vida adulta, aunque con menos intensidad que durante los años jóvenes. En muchos casos, sin embargo, a medida que los niños se hacen mayores no se acuerdan siquiera de haber hablado de una vida pasada.

En general, los padres encuentran más relevante las declaraciones de los niños sobre vidas pasadas que los propios niños, para los cuales las aparentes memorias son simplemente parte de la experiencia de la vida. Los niños abandonan luego esas memorias para vivir una infancia típica.

Blog from OpenCenter.org reprinted by permission of the author. Also published by A.R.E. in English here: http://www.edgarcayce.org/are/blog.aspx?id=10328&blogid=445.

Jim B. Tucker, MD es catedrático (Bonner-Lowry) de psiquiatría y ciencias neurológicas del comportamiento por la Universidad de Virginia. El profesor Tucker continúa el trabajo de investigación del doctor Ian Stevenson en la UVA en la División de Estudios de Percepción con niños que reportan memorias de vidas pasadas. Su primer libro de investigación La vida antes de la vida: Una investigación científica de memorias de niños de vidas pasadas ha sido traducido a diez idiomas. Su libro más reciente, Vuelta a la Vida: Casos extraordinarios de niños que recuerdan vidas pasadas, narra historias de casos americanos recientes. Su página web es JimBTucker.com.